Escribir sobre hábitos y rutinas no es fácil para los que tenemos affaires importantes con la dispersión. Ya vengo desde hace tiempo haciendo hincapié sobre este tema, pero allá vamos. Esto también me sirve a mí para mejorar en estos temas, en los que tengo épocas muy buenas y épocas en las que no tanto.
En esta ocasión quiero hablarte sobre puntos a tener en cuenta a la hora de crear tu rutina: no te voy a hablar sobre qué hacer en tu rutina concretamente, sino más sobre posibilidades de cómo hacer:
Enfocarte en el trabajo más creativo e importante primero
El trabajo reactivo (responder e-mails, llamadas) puede tener más sentido después. Aprovecha tus ritmos circadianos y tus picos de mayor energía: no los malgastes en tareas que no requieran tanta energía.
Configurar tus propios «gatillos creativos»
Te pueden ayudar a elevar tu creatividad y productividad en momentos de bajón, o mañanas en las que te gustaría no levantarte.
Pueden ayudarte cosas como ponerte un «uniforme» para trabajar, ponerte la misma playlist cada día para empezar a trabajar, sentarte en el mismo sitio a trabajar cada día o tener los papeles sobre la mesa organizados de una manera determinada.
La frecuencia es clave
Intenta comprometerte con el trabajo día a día en intervalos consistentes que se repitan a lo largo de la semana. Esto hará que construyas músculo creativo y motivación con el paso del tiempo.
Controlar el ritmo de tu energía
Alterna ratos de gasto y renovación de energía en tu rutina. Esto quiere decir que puedes probar a trabajar en bloques de 90 minutos y hacer un descanso de 15-20 minutos antes de volver a la carga, por ejemplo.
Encontrar tiempo para estar a solas
Pasa un rato de calidad contigo mismo al día, como mínimo. Puede ser meditando, paseando o con alguna actividad que vacíe la mente. El caso es poder desconectarnos de los numerosos estímulos que nos ofrece el mundo.
Es un momento para observar hábitos que estén mermando tu productividad durante el día y también para observar los pensamientos que nos ocupan la mente día tras día.
El objetivo de estos ratos a solas es reflexionar, dejar espacio para hacer mejor, limpiando lo que no funciona y calmar la mente.
No esperar a que llegue la inspiración por arte de magia
La clave es presentarte cada día en tu silla, estar ahí cada día creando y trabajando: haya musa o no.
En tiempos de teletrabajo, esto a algunos nos puede costar más que a otros. Compartir tu motivación con tus colegas de trabajo o amigos puede ser una buena idea: comprobarás que no todos nos levantamos con ganas de ir a trabajar, pero aún así, lo superamos como podemos.
Si quieres leer más sobre este tema, te recomiendo el libro Manage Your Day-to-Day: Build Your Routine, Find Your Focus, and Sharpen Your Creative Mind (99U).
¿Por dónde podrías empezar a mejorar tu rutina a partir de hoy?
Fotografía de Tyler Lastovich en Unsplash