El diálogo mental puede ser muy fuerte e impedirte entrar en este estado. Pero es conseguible.
Bienvenido a la «no mente». Un poco antítesis del mindfulness. Si en el mindfulness toca hacerlo todo conscientemente más despacito y que la mente vaya identificando cada cosa, aquí es un poco lo contrario: dejarte llevar por el instinto, coger la katana y cortarle rápidamente la cabeza a ese señor llamado Mente.
Al primer intento es el correcto. Disfruta del tajo.
[ Si vas con prisa, al final del post encontrarás el recurso y el resumen ]
Mushin (無心 Mushin, lit. «sin mente») es un concepto psicológico de las artes marciales de Japón que designa un estado mental al que se accede durante el combate. Este estado estaría caracterizado por una ausencia de pensamientos y emociones, permitiendo a la mente permanecer abierta y adaptable a todas las circunstancias. Está relacionado con el flujo que experimentan los artistas en un proceso creativo. La expresión es una acortación del término zen mushin no shin (無心の心 Mushin no shin, lit. mente sin mente).
Wikipedia
Alcanzaríamos el mushin cuando nos alejamos de las ideas del miedo, la ira y el ego durante el combate o la vida diaria. Aquí yo incluiría el trabajo como combate en algunos momentos. También nos cuentan que de este modo podemos anular el pensamiento discursivo y el juicio, actuando de manera más fluida porque se atasca menos uno.
Si actuamos en estado de «no-mente», no estamos confiando en un pensamiento consciente o en lo que pensamos que deberíamos hacer, sino en la reacción natural entrenada (o no) o lo que sentimos que deberíamos hacer –intuición-.
Cuando creamos, estamos en la no-mente, es ese rato de paz en el que vamos conectados con la acción y nada más puede perturbarnos. Por eso, en entornos creativos, muchas veces decimos que «estamos bloqueados» porque no podemos acceder a crear desde ahí: hay que soltar la basura y crear desde otro lugar.
No es que estemos relajados, simplemente estamos «haciendo lo que nos sale desde las entrañas».
Pim, pam, pum. Sabemos que es por ahí y vamos derechitos sin pensarlo dos veces.
A mí me cuesta, pero cuando acciono pisando al acelerador sin reunirme con mi mente, muchas veces obtengo resultados diferentes y es muy gratificante ver cómo las fantasías de mi mente no se cumplen.
Es por eso que nace esta sección para cargarse todas las demás. Es un poco hater de la mente y por eso a veces puede caernos mal a los que hemos cogido cariño a nuestros pensamientos fantásticos.
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Pongo mi Gibberish
Objetivo: expulsar la mente y toda su actividad
Esta meditación a OSHO le gusta mucho. Yo la he acortado un poco porque era demasiado trascendental. Con un poco menos ya conseguimos resultados en la vida diaria.
La palabra gibberish viene de Jabbar, un místico sufí. Este señor -no confundir con Jafar, el visir real en la película Aladdín; otro día le dedico un post a este último- no habló nunca ningún idioma, emitía sonidos sin sentido. A pesar de esto, tenía bastantes discípulos y alguien supo descifrar uno de sus mantras, que decía:
“Tu mente no es nada más que gibberish (un parloteo o galimatías sin sentido). Déjala a un lado y podrás degustar el sabor de tu propio ser”.
Jabbar
Parte 1: 10 minutos
Utiliza el parloteo sin sentido, el gibberish, y vuélvete conscientemente loco. Aquí te conviertes en el centro mismo del torbellino. Todo está permitido, sin importar el sentido que tenga.
Hay libertad para hacer lo que uno quiera: cantar, saltar, gritar, llorar, pasear, patear el suelo, correr…
No dejes que haya espacios vacíos. Si no te sale nada, canta con «la, la la». Es importante que se emitan sonidos y salga la energía del cuerpo, si es posible, con movimiento.
Saca toda la basura de la mente.
Parte 2: 10 minutos
Se acabó el torbellino. Tú te has ido con él también.
Sentadx, después de haber estado expulsando un rato, simplemente nota tu cuerpo, si aparece algo por la mente y de lo que suceda alrededor. Observa.
Experimenta el cuerpo, todo lo que aparezca por la mente, el entorno
Parte 3: 10 minutos
Es momento de abandonarse, de dejarse ir. Aquí la idea es relajar tu cuerpo y dejarlo caer sin más, como si fueras un saco de arroz.
Experimenta la calma de dejarte caer
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Pongo mi foco en deshacerme de la mente y entrar en un estado en el que no hay interferencias en mis acciones: ni pensamientos ni emociones negativas. Simplemente acelero y hago lo que he venido a hacer… Sin miedo, sin ira, sin ego.
El gibberish es para deshacerse de la mente activa; el silencio es para deshacerse de la mente inactiva; y el dejarse caer es para ir un poco más lejos y saborear el mushin, el estado de no-mente.
La diferencia con el mindfulness es que aquí no hay que hacer las cosas conscientemente: precisamente se trata de no pasarlo por ahí… de tirar millas sin pedirle permiso.
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Si en algún momento pensaste que hacer eso era la mejor opción porque estaba todo calculado al milímetro y «tenía sentido», prueba a directamente no hacerlo.
Fotografía de adrian en Unsplash
Una respuesta a «Cultiva la «no mente»»
[…] «no mente«. Sí. Muy […]