La «no mente». Sí. Muy bien.
¿Cómo la cultivo?
¿Qué más se puede hacer?
Esos momentos para parar y «no hacer lo próximo desde el piloto automático». Pensárselo un poco. A lo mejor son más de coger inspiración con historias o de plantearse que somos algo más allá de nuestra personalidad. Otra opción bastante interesante es entrar en el reino de la no mente, clave para que aflore la creatividad.
El diálogo mental puede ser muy fuerte e impedirte entrar en este estado. Pero es conseguible.
Bienvenido a la «no mente». Un poco antítesis del mindfulness. Si en el mindfulness toca hacerlo todo conscientemente más despacito y que la mente vaya identificando cada cosa, aquí es un poco lo contrario: dejarte llevar por el instinto, coger la katana y cortarle rápidamente la cabeza a ese señor llamado Mente.
Al primer intento es el correcto. Disfruta del tajo.
Es interesante cómo un mismo objetivo a una persona le sale solo y a otra le cuesta años. Cada persona está hecha con una pasta diferente y por eso precisamente somos auténticos, cada uno con lo suyo. No es necesario perseguir a ese que ha llegado a la meta antes que tú y quieras hacerlo exactamente como él. Hoy profundizo sobre todo esto de «cerrar el círculo» y hablo sobre algo que no es fácil siempre: la retirada.
Terminar asuntos que no estaban cerrados: ir a por ese libro que nunca me acabé, revisar la lista de tareas y entregar las más cercanas a su lanzamiento. Poco a poco, si voy terminando tareas, estoy más disponible para todo lo demás. Pero lo triste es que a veces no cierro porque no sé decir que no algunas cosas que me trae la vida, y entonces, me distraigo en nuevas aventuras.
Cuando viene una tormenta, lo primero que uno puede hacer es quejarse del viento y de la inclemencia que levanta. Pocas veces nos planteamos:
«¿Cómo contribuyo yo a que me sigan cayendo tormentas perfectas?»
Una vez sentado y hablando con uno mismo para salir del huracán, lo primero que he decidido es dejar de lado el victimismo y la queja para dar lugar a la responsabilización y la solución a la tormenta. Aquí es donde yo personalmente creo que de vez en cuando es necesario que me baje del burro.