«La verdad es que no sé cómo enfocar el problema».
Esta es una frase que o bien me he dicho a mí mismo en el pasado o bien se la he oído a otros.
El post de hoy funciona como un empujoncito para salir de encrucijadas más o menos creativas.
«La verdad es que no sé cómo enfocar el problema».
Esta es una frase que o bien me he dicho a mí mismo en el pasado o bien se la he oído a otros.
El post de hoy funciona como un empujoncito para salir de encrucijadas más o menos creativas.
¿Estás atascadx con una tarea que te genera ansiedad desde hace días?
En este post te dejo algunas sugerencias para el proceso de vencer esos bloqueos y la procrastinación:
Pongamos que tienes un plan. Hay un lugar al que te gustaría llegar y para ello hay que acometer un serie de acciones -decisiones que poco a poco te acercarán a ese destino, dejando atrás viejas estructuras mentales y creencias-.
No será fácil.
Pero, aún con todo, tú te pones en marcha.
Podría hablarse de la dispersión como uno de los tentáculos de esa señora llamada Némesis creativa.
Ella se ha cargado imperios, y vehículos para ello tiene unos cuantos.
Este es el tercero de los tres artículos de la serie:
«Némesis creativa (1): el miedo (2) y la dispersión (3)»
Dentro de ti habita tu némesis, esa vocecilla que en algún momento te haya podido decir lo «mal» que lo has hecho y te va recordando todo lo que te falta para llegar a hacerlo «bien».
Este es el primero de los tres artículos de la serie:
«Némesis creativa (1): el miedo (2) y la dispersión (3)»
Por mucho que existan personas convencidas de que no son creativas, pienso que eso es una vil mentira, de las peores de todas. Aquí lo que pasa es que les falta morro para hacer lo que realmente quieren.
Pero a lo mejor no porque no quieran echarle morro. Aquí puede haber miedos y dudas sobre las que trabajar.
Este es el segundo de los tres artículos de la serie:
«Némesis creativa (1): el miedo (2) y la dispersión (3)»
Puede que al ponerte frente a la página en blanco te surjan bloqueos, que no sepas qué crear o que te dé vértigo mirar montaña arriba.
Y que luego, además, sientas que hay mil ojos sobre ti a la hora de publicar cosas:
«¿Cómo voy a conseguir que la crítica a mi obra no me moleste?»
¡Es mío… Mi tesoooro!
Todxs tenemos actividades que hemos abandonado y que antaño nos hacían vibrar, sonreír y brillar. Nuestrx niñx interior era feliz.
No quiere decir que tengas que convertir eso en tu trabajo de la noche a la mañana, pero sí que recuperar esa actitud puede hacerte un poquito más fuerte hoy en día.
¿No te ha pasado alguna vez que ves una creación de alguien y te surge un sentimiento de envidia que está en el límite entre lo sano y lo tóxico? Por un lado es un «Joder, me encantaría haberlo hecho yo» y por otro puede ser un poco de mirar por encima, pensando que «lo ha hecho con la gorra» y no queriendo aceptar el valor real de su creatividad. Quitándole mérito, creyendo que tú podrías haberlo hecho mejor.
Este post te ayudará a crear. Simplemente sigue estos pasos y poco a poco tendrás resultados.