Lo primero que se te habrá pasado por la cabeza es replicar con un «¿por qué tengo que renunciar?». Es normal. Cuando se nos desafía a un cambio, lo primero que hace el ser humano es resistirse e intentar mantenerse en su posición. Salir de nuestra zona de confort a algunos nos cuesta más que a otros… Y si no hay una razón o un objetivo que tengamos que conseguir, mejor no cambiar nada.
No sería necesario cambiar nada tampoco si con lo que hacemos actualmente fuera suficiente conseguir el objetivo o no hubiera dificultades. Pero muchas veces nos encontramos frustraciones o puntos de dolor. Vamos a ver qué podemos hacer.
La razón de proponer esto es darle la vuelta un poco a la tortilla: todos hablan de los propósitos de año nuevo y de qué cosas nuevas vamos a hacer en el año que acaba de empezar, pero… ¿y si fuera más fácil y con quitarse una prenda o dos de las que ya llevamos pudiéramos llegar más lejos?
A veces es más fácil quitar que poner. Pero hay que ponerse firme con lo de quitar, no siempre es agradable. Puede requerir firmeza y no complacernos.
Seguro que hay alguna actitud o comportamiento que, visto en retrospectiva, no te hace llegar a ser tu mejor versión. Hábitos nocivos que puedan reconvertirse en saludables, creencias que nos permitan tener una mentalidad más abierta, prendas de ropa u objetos que podamos regalar, donar, vender o tirar… El objetivo es viajar más ligeros por la vida.
La renuncia cuesta porque nos hemos apegado a nivel de identidad con esas actitudes y/o comportamientos que nos cuesta soltar, pero puedes intentar hacer un ejercicio de desapego y darte una oportunidad: sin todo eso también puedes ser tú (y conseguir llegar más lejos incluso).
Llevo desde principios de año reflexionando sobre cómo quiero que sea 2021 y me he dado cuenta de que al final mi freno son las películas que me voy contando internamente y hechos del pasado que me arrastran pensando en volver a repetir conductas que en episodios anteriores ya vi que no me llevaban a mi mejor versión.
¿Y cómo hacer para conseguir limpiar un poquito más el videoclub (la mente)?
Es fácil: formulando el objetivo puedes ver la magnitud de lo que quieres conseguir. Después, pregúntate si todo lo que estás haciendo actualmente te lleva a él.
- ¿Tienes energía para conseguir tu objetivo con todo lo que haces actualmente?
- ¿Qué puedes quitar de tu día a día para mejorar y pasar a tener un poco más de energía disponible?
Seguro que hay nominados. No tengas prisa en renunciar a ello hoy mismo, pero está bien si puedes identificar un par de elementos a mejorar e ir poniendo conciencia en poco a poco en la renovación sin ellos.
¿Y si tengo dudas?
Aquí puede ser útil hacer el típico ejercicio de pros y contras. Puede parecer obvio, pero a veces no nos paramos a reflexionar qué perdemos o qué ganamos haciendo algo en concreto, comparado con nuestro objetivo a largo plazo.
¿Cómo sería seguir limpiando el videoclub y dejar varias estanterías vacías para poder ser mejor?
Fotografía de Daniel Vázquez
Una respuesta a «¿A qué estás dispuestx a renunciar este año para llegar más lejos?»
Quitar es más difícil que poner. Porque quitar es decir «no» y poner es decir «sí». Porque quitar es decir «adiós» y poner es decir «hola». Porque los «adioses» van dirigidos a personas/cosas/hábitos que amamos de algún modo, mientras que los «holas» son comienzos de amor de algún tipo. Estamos enganchados al amor. Es normal. Y para tener mejor amor (que no más) a veces necesitamos decir adiós. Con nuestro videoclub más limpito y despejado, los clientes que vengan a vernos se sentirán más contentos. Y nosotros también 🙂 Gracias por el post, Dani 🙂