¿No te ha pasado alguna vez que ves una creación de alguien y te surge un sentimiento de envidia que está en el límite entre lo sano y lo tóxico? Por un lado es un «Joder, me encantaría haberlo hecho yo» y por otro puede ser un poco de mirar por encima, pensando que «lo ha hecho con la gorra» y no queriendo aceptar el valor real de su creatividad. Quitándole mérito, creyendo que tú podrías haberlo hecho mejor.