Por mucho que existan personas convencidas de que no son creativas, pienso que eso es una vil mentira, de las peores de todas. Aquí lo que pasa es que les falta morro para hacer lo que realmente quieren.
Pero a lo mejor no porque no quieran echarle morro. Aquí puede haber miedos y dudas sobre las que trabajar.
Este es el segundo de los tres artículos de la serie:
«Némesis creativa (1): el miedo (2) y la dispersión (3)»