Estar solo me hace conectarme con mi esencia y con mi tranquilidad, en un mundo tan hiperconectado y que me hace mimetizarme con él, llenando mi vida diaria de estrés innecesario. Separarme y ver qué es mío y qué es de los demás me centra y me viene bien… Aunque tengo mis días.
Hay días en los que estoy solo y me cuesta una barbaridad levantarme, como si no tuviera ganas de vivir. Pero acabo encontrándole sentido, levantándome y poniéndole una sonrisa interior al día, aunque no haya nadie a mi lado. Al fin y al cabo, me tengo a mí y eso es lo mejor que tenemos, ya que de polvo venimos y en polvo nos convertiremos.